2.5 Cuidados posteriores

Los cuidados de seguimiento deben resumir todas las medidas adoptadas por el hospital para planificar activamente los cuidados posteriores del paciente tras el alta hospitalaria y para recopilar información sobre el curso posterior del tratamiento que pueda ser útil para evaluar su propia prestación de servicios y para revisar el éxito del tratamiento (examen de seguimiento). Deben describirse todos los procedimientos de asistencia posterior. El hospital debe mantener un contacto estructurado con los médicos encargados del tratamiento posterior, los servicios de enfermería y sociales y los grupos de autoayuda.

Atención posthospitalaria

Los cuidados posthospitalarios deben planificarse durante la estancia hospitalaria del paciente en estrecha colaboración con los médicos de cabecera (especialmente los médicos de familia), los servicios de enfermería, los familiares, los centros de rehabilitación y otras organizaciones. Deben tomarse las medidas adecuadas como parte del proceso de tratamiento. Otro objetivo de la planificación puede ser demostrar que el hospital no está sobrecargado de pacientes.

Al ser dado de alta, el paciente debe recibir información adecuada sobre el curso ulterior del tratamiento, el estilo de vida y el uso de medicación o ayudas. Hay que tener en cuenta que, para la mayoría de los pacientes, los problemas no médicos ocupan un lugar central en el momento del alta. Si es posible, debe crearse en el hospital un "servicio social" dedicado a ofrecer a los pacientes apoyo y soluciones a los problemas no médicos que surjan en relación con el tratamiento hospitalario.

También hay que tener en cuenta que los folletos o prospectos no suelen ser información suficiente. Muchos pacientes y sus familiares tienen que aprender primero las habilidades prácticas necesarias para el tiempo posterior al tratamiento hospitalario.

Examen de seguimiento

Los procedimientos para los exámenes de seguimiento deben acordarse con el paciente en el momento de su ingreso en el hospital, incluida la renuncia al secreto médico. Debe señalarse la posibilidad de rechazar las medidas adoptadas por el hospital para los exámenes de seguimiento.

La base de datos para el examen de seguimiento debe ser un informe del estado y una evaluación del curso del tratamiento (epicrisis) al alta.

Durante el examen de seguimiento, los datos sobre el resultado del tratamiento en el caso individual de tratamiento y en relación con el propio procedimiento de tratamiento deben recopilarse de forma planificada y con un objetivo de evaluación claro. Las características del éxito del tratamiento (indicadores o características de la prueba) deben seleccionarse cuidadosamente para el examen de seguimiento teniendo en cuenta la sensibilidad y la especificidad, a fin de evitar la recogida de datos superfluos. No debe dejarse al azar el registro de acontecimientos que permitan identificar errores sistemáticos. Incluso los datos individuales pueden ser motivo de medidas correctoras. Debe aclararse quién selecciona, recoge, documenta, transmite y analiza los datos y cómo se realiza su seguimiento.

No siempre es necesario llamar al paciente o examinarlo físicamente para recoger los datos adecuados. Pueden utilizarse otros procedimientos menos complejos. En la mayoría de los casos, basta con preguntar al paciente, al médico que sigue el tratamiento o al centro de asistencia.

Los procedimientos para obtener evaluaciones, quejas, reacciones e información de retorno que van más allá de los tratamientos médicos pueden vincularse a los exámenes de seguimiento.

Sin embargo, siempre debe garantizarse que los sucesos graves e inesperados (efectos secundarios y reacciones adversas) lleguen a conocimiento del hospital y desencadenen una revisión para determinar si son necesarias medidas correctoras. El hospital debe llegar a acuerdos adecuados con los centros de postratamiento.

La dirección debe determinar formalmente cómo y quién debe analizar y comunicar los datos de forma continua y con qué efectos.